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Son pequeños, inocentes y están desprotegidos. Por este motivo, a todos los padres les inquieta la protección de sus hijos, principalmente si ellos son pequeños y no se pueden valer por si mismos. Existen rituales de protección, santos y oraciones de ayuda que tienen como fin salvaguardar la seguridad de los hijos. ¿Cómo proteger a nuestros hijos?

SANTOS PARA PROTEGER A LOS HIJOS

San Heraclio

Se  celebra el 8 de junio; muerto en 515; obispo de Sens, asistió al bautismo de Clodoveo. Cuando es necesario ausentarse dejando en casa a un niño pequeño, se le dirige una oración para pedir que vele por él, aunque sólo tras haber tomado todas las medidas de seguridad convenientes.

Santa Isabel:

Se le dirige oración  para que los niños no sean asfixiados por sus mantas. se celebra el 26 de febrero; muerta en 1270. Hermana del rey san Luis, se negó a ser emperatriz de Alemania y vivió en el convento de las clarisas de Longchamp, que ella había fundado.

San José de Calasanz:

Se celebra el 25 de agosto. Nacido en España, vivió de 1556 a 1648. Fue el fundador de una orden consagrada a la enseñanza primaria. San José protege la seguridad de los niños, sobre todo fuera de casa; es bueno acostumbrar a éstos a invocarle antes de emprender el camino de la escuela o de salir para jugar.

Santa Modesta:

Se celebra el 13 de marzo; muerta en 304. Niña que sufrió el martirio en Nicomedia con sus padres, Macedonio y Patricia, protege a las niñas pequeñas.

San Antonio de Padua:

Cierto día, cuando predicaba este Santo en Montpellier, una mujer fue a escucharlo dejando solo a su hijo. Jugando, éste cayó en un caldero de agua hirviente. Al regresar, la madre, aterrorizada, hundió las manos en el agua para sacar al niño. Éste no había sufrido mal alguno, pero la mujer se quemó dolorosamente los brazos. Este acontecimiento pone de relieve la gran sabiduría del santo: protegió al inocente pero castigó a la madre que había pecado por inconsciencia.

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RITUAL DE PROTECCIÓN ANGELICAL PARA UN HIJO

Escoja una hora tranquila y un sitio del hogar donde se sienta la paz, el silencio y la armonía. Luego prepare tres elementos: un cuarzo azul, un vaso con agua y una cucharadita de sal marina, que serán dispuestos en una mesa preparada  especialmente para el ritual.

Enseguida, cierre sus ojos y respire por algunos minutos de manera pausada. Poco a poco, la mente se concentrará en su respiración, sintiendo cómo entra toda la energía del Creador en cada inspiración, y en la exhalación se van la tristeza, la amargura, el miedo y la mala energía. Poco a poco, y manteniendo el estado de serenidad, abra los ojos y coloque el cuarzo azul en el vaso con agua con cuidado para no derramarla. Agregúele un poquito de sal y repita la siguiente oración:

«San Miguel Arcangel, que trabajas para el resplandor de la verdad, que tu protección permanezca en mi hijo; la recibiré como un privilegio siempre respetándote. Permite que mi hijo camine siempre con dignidad. Aparta de él (o ella) las ideas perversas, hazlo amigos de todos, que sepa discernir, comprender y nunca juzgar. Ayúdale contra los enemigos materíales o espirituales, conscientes o inconscientes, y expúlsalos, pues la verdad es tu signo. Permítenos que su intuición sea como una espada para darle protección. Aparta de él a las personas que quieren inducirlo a errores. Haz que mi  hijo un mensajero fiel de la verdad suprema. ¡Salve Príncipe Miguel! Amén.»

Luego de esta invocación mantenga el agua por una semana y posteriormente derrámela en un jardín o un parque lejos del hogar. Puede conservar el cuarzo en el sitio donde se efectuó el ritual para recordar la promesa.

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