Los rituales del solsticio de invierno ofrecen la oportunidad de conmemorar la noche más extensa del año al liberarte de lo que te carga o ya no deseas en tu vida, al mismo tiempo que siembras la semilla de tu intención.

Durante el solsticio, se da el cambio de estación: el invierno comienza en una mitad del planeta y el verano en la otra. Sin embargo, este evento no solo tiene relevancia astronómica, sino también un significado mágico desde la perspectiva de la espiritualidad y el desarrollo personal. Los rituales para conmemorar el solsticio nos brindan la oportunidad de conectarnos con este momento especial, tomar consciencia de la naturaleza cíclica de la vida y enfocar nuestras intenciones en lo que deseamos.

En el solsticio de invierno, que ocurre alrededor del 21 de diciembre, se presenta un fenómeno astronómico notable. En este momento, el Sol alcanza su máxima distancia angular del ecuador terrestre. Esta posición resulta en que los rayos solares incidan de manera más indirecta sobre el ecuador y de manera más directa sobre uno de los hemisferios terrestres. Este evento es consecuencia de la inclinación del eje de la Tierra en su órbita alrededor del Sol, una inclinación esencial para la existencia de las estaciones del año.

Anualmente, se experimentan dos solsticios, uno en diciembre y otro en junio. Durante el solsticio de diciembre, el Sol incide de forma más directa en el hemisferio sur, específicamente sobre el trópico de Cáncer. Esto provoca que en el hemisferio norte se denomine solsticio de invierno, caracterizado por temperaturas más frías, mientras que en el hemisferio sur se le conoce como solsticio de verano. Este contraste climático es el resultado directo de la posición angular del Sol durante este evento astronómico.

La noche más larga del año y el comienzo del invierno

La llegada del solsticio de invierno marca un significativo cambio: debido a la máxima inclinación del eje terrestre con respecto al Sol, se produce uno de los dos momentos del año con la mayor disparidad entre la duración de la noche y el día. En un hemisferio, experimentamos la noche más prolongada y el día más corto del año, mientras que en el hemisferio opuesto ocurre lo contrario, con la noche más breve y el día más extenso del año, todo ello en comparación con los otros periodos del año.