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Existen pruebas científicas de que nuestro cuerpo puede curarse a sí mismos.

Luchando contra enfermedades potencialmente mortales, con condiciones de salud crónicas que la medicina occidental no ha curado todavía, o luchando contra los síntomas molestos que disminuyen la calidad de vida, o simplemente esperando para optimizar la energía, la vitalidad y las miradas, no hay pruebas científicas de que puedes curarte a ti mismo.

LA AUTOSANACIÓN

En un TEDTalk, la Dr. Lissa Rankin exploro las implicaciones espirituales y científicas que el efecto placebo tiene sobre nosotros. Ella explico cómo nuestros pensamientos afectan poderosamente nuestra fisiología cuando creemos que podemos mejorar.

El efecto placebo es una prueba concreta de que el cuerpo tiene su propio sistema de reparación por parte innata. Se realizó un estudio con 3.500 participantes que todos habían sido diagnosticados con una enfermedad incurable como el cáncer, el VIH, diversas cardiopatías, etc. A través del efecto placebo, la enfermedad de todo el mundo habían desaparecido sin tratamiento.

EL PODER DE LA MENTE

Lo que en realidad somos, no es lo que en esta vida vemos, sentimos o pensamos. Somos mucho más que eso, somos todo lo vivido, sentido y pensado en otros tiempos y vidas. Nuestro alma va vagando por otros tiempos y planos y, todo ello, se va arrastrando vida tras vida, pero una parte puede quedarse bloqueando nuestro crecimiento.

La energía generada con determinadas actitudes, experiencias, decisiones, etc., sigue con nosotros negándose a ser trasmutada, formando parte de nuestro inconsciente y alimentando a la sombra. Todo esto, puede ser identificado y sanado, si nos proponemos enfrentarlo y transmutarlo.

¿Podemos curarnos con el poder de nuestra mente? La respuesta es sí, pero también enfermamos por el poder de la mente. Todo depende de como la usemos, de forma positiva o negativa, ya sea consciente o inconscientemente.

La mente se manifiesta a través de los pensamientos, y estos se robustecen a través de la voluntad, la que en este caso juega un papel vital: es la que determina las ganas de hacer las cosas. Y si no tenemos ganas de mejorarnos y de cambiar hacia lo positivo nuestra conducta, es mejor que ni siquiera vayamos al doctor.

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¿Podemos modificar una programación negativa? Sí, porque nuestro cerebro es como una computadora programada, su información influye sobre nuestro cuerpo físico a través de nuestro cuerpo bioplasmático de una manera notoria y palpable. A la programación negativa siempre le acompaña el miedo y la inseguridad.

A la programación positiva siempre le acompaña la voluntad y la confianza en sí mismo. Para empezar cualquier empresa debemos romper una inercia; por física sabemos que para mover un objeto debemos hacer una fuerza como mínimo igual a su peso. Sin embargo, cuando está en movimiento, la fuerza que se ejerce es mínima. Nuestra parte psíquica es muy similar.

Lo difícil es el comienzo, cuando tenemos que romper la inercia y hacer un esfuerzo igual al peso específico de nuestra conducta errónea. Luego, tanto en cuanto cambiamos nuestra motivación, nuestro esfuerzo es menor y nuestros resultados mayores. Podemos usar distintos métodos para salir de la inercia, para que nos dé el primer empujón.

Lo importante es comenzar, probar uno mismo los resultados, eso nos dará fuerza y voluntad para seguir. Para mi punto de vista personal y de acuerdo con mi experiencia, la relajación ofrece unas perspectivas y unas posibilidades de éxito fuera de lo común. Con la relajación, conseguiremos una tregua en la confusión total que tenemos diariamente en nuestro cuerpo, entre nuestras emociones y nuestros deseos.

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